La secuoya roja más vieja tiene alrededor de 2.200 años; muchas otras exceden los 600 años. Es una de las tres especies de árboles de madera roja. Ésta, utilizada antiguamente en la construcción, se emplea en la ebanistería por su alta calidad y su llamativo color.
Su hábitat natural, que se encuentra en sistemas montañosos bastante húmedos y crecen en grupo, resguardándose de fuertes vientos y heladas, se circunscribe a una estrecha franja del oeste de Estados Unidos que abarca desde la zona meridional de Oregón hasta California central donde se la encuentra tanto en zonas llanas como en las húmedas de las colinas costeras.
Fue introducida en Europa en 1843 y hoy en día es popular en parques europeos dado su alto valor ornamental. En España pueden encontrarse en la provincia de Granada, concretamente en el Cortijo de la Losa (hoy propiedad de Alfonso de Bustos, Barón de Bellpuit). Estas secuoyas fueron un regalo del duque de Wellintong al Marqués de Corvera en la segunda mitad del S.XIX. Las especias que hay son la "Sequoiadendron giganteum" y "Sequoia sempervirens". Los lugareños las llaman mariantonias, posiblemente debido a que también se conocen estos árboles como Wellingtonias o por ser un regalo del duque de Wellintong.
Localización y ecología
Las secuoyas de la costa ocupan una franja estrecha de tierra de
aproximadamente 750 km de largura y 8-75 km de anchura a lo largo de
Costa Pacífica de Norteamérica. La elevación del terreno varía de 30 a
750 metros, de vez en cuando, bajando hasta el nivel del mar y
culminando los 920 metros (Farjon, 2005). Suelen crecer en las montañas
donde hay más precipitación debido a la humedad que despide el océano.
Los árboles más altos y más viejos se encuentran en valles y barrancos
profundos donde fluyen arroyos durante todo el año y la precipitación de
la niebla es constante. Por su parte, las secuoyas que se sitúan por
encima del nivel de la niebla, es decir, por encima de unos 700 metros,
son más bajas y pequeñas debido a las condiciones meteorológicas:
ambientes secos, fríos y excesivo viento. Además, el roble “tan”, pinos y
los abetos “Douglas” a menudo comen el terreno de los secuoyas en estas
elevaciones. Pocos “Redwood trees” crecen cerca del mar, debido al
intenso ambiente salino y al viento. La niebla es de mayor importancia
en la ecología del secuoya de la costa (Redwood National Park).
La corteza gruesa, rica en taninos, combinada con follaje que empieza en las alturas por encima del suelo, suministran una buena protección de los daños causados tanto por fuego como por insectos, lo cual contribuye a la longevidad de las secuoyas de la costa. La secuoya costera más vieja conocida tiene alrededor de 2.200 años; muchas otras en zonas silvestres pasan los 600 años. Las numerosas declaraciones de la existencia de árboles aún más viejos, son incorrectas. Curiosamente, y debido al aparente período de vida eterna de las mismas, las secuoyas costeras se denominaron “Las secuoyas eternas” a principios del siglo XIX; en latín “sempervirens” significa siempre verde o eterno, una coincidencia desconocida a todo aquél que nombró a esos gigantes. La ubicación prehistórica de los fósiles del “genus” es considerablemente mayor con una distribución cosmopolita que incluye Europa y Asia hasta hace 5 millones de años.
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